viernes, 21 de febrero de 2020

El Castillo de Fátima


Cuentos mitos y leyendas de Tuluá

En sus orígenes fue una hacienda cuyos predios abarcaban lo que actualmente son los Barrios Fátima y Nuevo Fátima. Esta hacienda inicialmente fue propiedad de la familia Escobar, luego paso a manos de la familia Tawil, a manos de Libardo Cruz y Ligia Patiño, y actualmente esta en manos de la familia Osorio.

De la casa se conserva el portal principal y un imponente samán. De la casona se dice que sacaron un entierro de morrocotas en las gradas que van al segundo piso, que eventualmente se escuchaban ruidos de cadenas y pisadas de caballos sobre la madera, y que también se ve una niña en el segundo piso en horas de la madrugada.

Los fantasmas del Teatro Sarmiento



Cuentos, mitos y leyendas de Tuluá
Margarita Rodriguez, El País.

Algunos dicen que se trata de puras coincidencias y le restan credibilidad al asunto, pero Juan Carlos Castillo no lo pone en duda: en el Teatro Sarmiento, de Tuluá, asustan.

Lo hacen de día, de noche, con las luces encendidas y, según el joven luminotécnico, sin pudor. Pues dice tener registrados los fantasmas que rondan al emblemático escenario tulueño en fotografías desprevenidas. “La puerta de la oficina, el baño de los hombres y la cuarta fila de la silletería los tenemos identificados como algunos de los sitios de las apariciones”, dice el muchacho con una convicción que se alimenta cada día entre sillas, tramoyas y bombillas.

Cosas que caen sin razón aparente y extraños sonidos lo tienen convencido de que la tenue imagen del rostro de un hombre, que registró con su cámara fotográfica, corresponde “al indio, un comisionista”, como en un tiempo se conoció a un viejo visitante del teatro.

‘La Mona’, quien se encarga de la taquilla, así como antiguos empleados del Sarmiento también dan fe de esas situaciones misteriosas, aunque no hayan visto al espectro.

“Que más que lo que le pasó a Carlos Donoso, en diciembre del 2005: cuando terminó la función, se bajó del escenario y nos llamó. Nos dijo que en una silla, en la número 83, vio a la muerte. Efectivamente, cuando fuimos a mirar, todos los asientos estaban reclinados menos ese”, relata ‘La Mona’ o Nubia Amparo Salazar, como le dicen pocos por esta tierra.

Y Juan Carlos agrega: “Al tiempito se murió el maestro Héctor Cedeño, quien se sentaba por ese lado. Y justo allí fue donde me cayó un bombillo”.

Bastó esa experiencia sobrenatural para que el cuento del fantasma del Teatro Sarmiento se ‘regara’ como un buen chisme por las calles de la Villa de Céspedes y se hiciera popular. Tanto como muchos otros cuentos de sustos y espantos que le ponen un toque místico a uno que otro rincón vallecaucano.

La monja y el taxista



Cuentos, mitos y leyendas de Tuluá.
Fuente: lahoradelosfantasmas

Esto sucedió en la ciudad de Tuluá, (Valle del Cauca / Colombia), hace pocos años al señor Diego Fernando Rojas, taxista del municipio.

Una noche, el taxista deambulaba en las cercanías del cementerio de esa villa, cuando una monja solicitó sus servicios para trasladarse a una sala de velación en el centro de la ciudad. Al apearse le pidió que la esperara por unos instantes mientras entraba a la funeraria. En vista de que la monja se demoraba demasiado, el chofer ingresó a la funeraria a objeto de obtener el pago por el servicio prestado. Al preguntar por la monja que acababa de entrar, los presentes le indicaron que ninguna monja había entrado a la sala de velación, sin embargo, grande fue su asombro al ver que la monja a quien transportó reposaba en un féretro, pues había fallecido en la mañana de ese día.

En opinión de los taxistas de Tuluá, ellos se abstienen de transportar monjas especialmente cuando el sol ya se ha ocultado...

La Mula del Parque Boyacá


Cuentos, mitos y leyendas de Tuluá
Fuente: leojuegoyaprendo.wordpress.com

El parque más antiguo de nuestra ciudad era el parque principal, hoy parque Boyacá, que era una planada con piso de tierra y frondosos árboles, lugar de reunión en ese entonces de los habitantes de ese pequeño villorrio. La gente se acostaba, temprano y no había energía, pero si había historias de fantasmas.

Uno de los más tradicionales era que en horas de la noche se oía el trote de una mula dándole vueltas al parque, y al salir a buscarla solo se sentía una fantasmal presencia y lo único que encontraban eran, las huellas de ese maléfico animal, pero al revés.

El Pollo Bajo el Sombrero


Historias, mitos y leyendas de Tuluá.
Fuente: Semana, muchas leyendas urbanas.

Hace muchos años, en Tuluá un señor entro a robar comida a un supermercado llamado Mercafé (así se llamaba en esa época). Al pasar por las neveras tomó un pollo congelado y se lo puso en la cabeza, tapándolo con su sombrero. Salió caminando hacia la puerta principal, y de repente cuando ya estaba en la salida, cayó muerto al piso... algunas personas cuentan que murió porque su cerebro se le había congelado.

El Mendigo Millonario


Historias, Mitos y Leyendas de Tuluá
El País, marzo de 2003.

En las calles de Tuluá, donde se pierde la débil línea entre el mito y la realidad, todos comentan del hombre que recorría la Plazuela, Cienegueta y el Parque Boyacá, repartiendo una lluvia de dólares. Una historia que se empezó a escribir el 10 de febrero del 2003, día en el que para algunos llegó la riqueza, pero para la familia Gutiérrez Castrillón el dolor y la muerte.

En la bóveda 1.400, en el rincón más olvidado del Cementerio Central de Tuluá, reposa el cuerpo del 'Mendigo Millonario', Rodolfo Gutiérrez Castrillón, quien durante dos semanas fue uno de los hombres más ricos de Tuluá.

Los fajos de miles de dólares que, dicen, encontró en la mansión abandonada del narcotraficante Iván de la Vega Cavas, extraditado a Estados Unidos, no le sirvieron para pagar su entierro. Con los pocos pesos, reunidos entre sus nueve hermanos y la comunidad de la vereda Cienegueta, pudieron 'juntar' para un modesto sepelio. Algunos en un bus alquilado, otros caminando, recorrieron los dos kilómetros que separan la caseta comunal de la humilde vereda del cementerio, mientras el cielo se desprendía a cántaros.

Así, con un diluvio que se cernía sobre las calles de Tuluá, la familia de 'El Indio', como lo apodaron sus amigos desde niño, y algunos curiosos, le daba el último adiós. No más de 50 personas lo acompañaron a su última morada. La romería que días atrás había desfilado por las polvorientas calles de la vereda, ubicada a pocos minutos de la Villa de Céspedes, no apareció por el entierro. Las decenas de personas, que dicen, recibieron fajos o billetes de a cien dólares, tampoco acompañaron al 'Mendigo Millonario' a su tumba. Dicen que ellos apenas recibieron el dinero desaparecieron de la ciudad. Huyeron por miedo de que les arrebataran "los dólares malditos".

En cierta oportunidad, 'El Indio' ingresó a la mansión abandonada para robarse, como en otras ocasiones, las lámparas, los inodoros y los grifos de la casa. Dicen que encontró lo que un mes después se convirtió en su verdugo: una caleta en la que habían escondido una maleta con fajos de billetes de cien dólares. Llenó su costal de estopa con el dinero y comenzó a deambular por la población vallecaucana. Paró un taxi y le dijo que lo llevara al barrio Chino, como conocen La Plazuela, donde permanecía con otros indigentes la mayor parte del tiempo. Después de pagarle al conductor con uno de los billetes, empezó a derrochar el dinero con prostitutas y viciosos. "El, en su carreta de reciclador, comenzó a repartir dólares. A unos les daba un atado a otros sólo un billete. A mí me ofreció pero no le quise recibir, pensé que eran falsos y que me traerían problemas", relata una de las pocas personas que acepta haber visto el dinero.

Cuando se pregunta sobre el 'Mendigo Millonario', todos dicen conocer su historia, pero nadie acepta haber recibido un peso. "Usted cree que si yo hubiera recibido estaría metida todavía aquí. Ya me hubiera ido para España", dice una morena de cuerpo curvilíneo que se aleja riéndose, mientras camina por un largo corredor de una casa de prostitución del barrio Chino. Y en la Plaza de Boyacá, aunque la historia de 'El Indio' hace parte de los cientos de rumores que embargan el lugar, ninguno de los asiduos visitantes acepta que recibió ni un peso. "Los que recibieron ese dinero ya se perdieron de aquí. Y a los otros les da miedo aceptarlo", asegura un comisionista que trabaja en el parque.

Fueron dos semanas en las que decenas de personas llegaban a la humilde vivienda, de paredes de bahareque y esterilla, donde Rodolfo vivía con sus padres y uno de sus hermanos. Pero allí ni siquiera conocieron el verde de los dólares que 'El Indio' repartía. "Si mi hijo hubiera encontrado ese dinero, *cómo creen que yo viviría en estas condiciones de miseria*", señala doña María Esneda Castrillón, mientras recorre las tres humildes habitaciones que conforman su hogar.

Dicen que muchas personas de Cienagueta compraron televisores, equipos de sonido y neveras. Pero en la humilde vivienda de Rodolfo, el único electrodoméstico que existe es una vieja estufa de dos boquillas. "Lo de la plata sí es cierto. Yo estaba trabajando en Mediacanoa con otras personas de acá. Apenas nos contaron que 'El Indio' estaba repartiendo dólares, nos regresamos. Ese día yo le pedí que me regalara plata para arreglar la casa que se me estaba cayendo y me dijo que claro, que más tarde me daba", recuerda don Ovidio Gutiérrez, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda.

Pero, según cuenta don Ovidio, ese mismo día, varios hombres en una camioneta se llevaron a la fuerza a Rodolfo de su casa. Lo sacaron, pese a los ruegos de doña María Esneda. Al otro día 'El Indio' regresó a Cienagueta. Pero esta vez no cargaba a cuestas el costal con los dólares. "El me contó que le habían quitado el dinero", dice uno de su amigos. 'El Indio' volvió a deambular por Tuluá. Esta vez ya no repartía el dinero, sólo contaba cómo se había encontrado un tesoro en la casa abandonada. Y esa ambición se 'coló' en el alma de muchos curiosos que acudieron a la mansión para buscar más caletas. Dañaron los baños, los clósets de cedro de las ocho habitaciones de la casa destruyeron los aires acondionados, abrieron huecos en los pisos de cerámica. Todo, lo que otrora había sido lujo y esplendor, fue destruido por la maleza y los 'cazadores' del tesoro del narcotraficante Jaime de la Vega.

Hasta la misma Policía, dos años atrás había allanado la vivienda en busca del tesoro. Informantes de los investigadores les habían indicado que en la vivienda del narcotraficante Jaime de la Vega, quien trabajaba para los Mellizos Mejía Múnera, había una caleta de dinero. No la encontraron. 'El Indio' la halló un 10 de febrero. Un mes después su cadáver apareció con siete disparos y con señales de tortura, al parecer en una finca de Tuluá lo torturaron para quitarle lo que pensaron aún tenía.

Villa Isabel: La finca del terror


Historias, Mitos y Leyendas de Tuluá
Fuente: El Espectador

Hace unos años la Fiscalía inició el proceso de extinción de dominio de una propiedad donde alias “Porrón”, habría cometido asesinatos y descuartizamientos. La finca del terror (Villa Isabel), ubicada en el corregimiento de Aguaclara, era el lugar donde Óscar Darío Restrepo Rosero, alias Porrón, y Jhon Estiven Idrobo Pérez, alias Jerry, llevaban a sus víctimas de extorsión para que les pagaran las sumas de dinero que les exigían, luego de someterlas.

La macabra historia de vejámenes y torturas que infligian Porrón y Jerry a sus víctimas de extorsiones se conoció por el relato de un hombre que logró escapar de ese cautiverio. Se trataba de F* (las autoridades guardaron reserva de su nombre), quien la noche del 28 de mayo de 2010 fue secuestrado mientras esperaba un transporte en el centro comercial La 14 de Calima, en el norte de Cali, allí fue interceptado por dos hombres armados y obligado a subir a una camioneta. Esa noche fue drogado, amordazado, fotografiado y filmado. Las imágenes fueron enviadas a su familia como prueba de supervivencia.

Luego de tres días de maltrato, lo trasladaron a la finca Villa Isabel de Tuluá donde fue recibido por un hombre llamado César Tulio González Pérez, tío de alias Jerry y la persona que vivía en el lugar. Lo encerraron en un cuarto del segundo piso, que tenía una reja a la que le ponían cadena. Esa noche, contaba F, que desde su ventana veía una llamarada grande y percibía un olor fétido, como si estuvieran quemando carne humana. Asimismo observava que las personas que estaban en la finca llevaban bolsas negras de un lado a otro. F explicaba que en medio del desorden que había quedado, pudo escapar de la finca en la mañana del 1º de junio y llegar a un puesto de la Policía. Al enterarse de la historia, las autoridades iniciaron un operativo.

En la finca Villa Isabel encontraron la maleta y los documentos de F en la habitación del segundo piso en la que estuvo recluido. Capturaron a César Tulio González, que era el único presente en el lugar, y rastrillaron todo el predio. Entonces encontraron restos de lo que habría sido una fogata. Al recordar lo que F dijo sobre el olor fétido, ordenaron al CTI y Medicina Legal inspeccionar la finca. Las autoridades removieron la tierra y hallaron restos óseos carbonizados. La diligencia se convirtió en una exhumación en la que encontraron partes incineradas de una tibia, un cúbito, un radio, entre otras. Asimismo, entre los rescoldos había fragmentos de una mandíbula que aún tenía dientes. Se corroboró que existía evidencia física de la quema de un cuerpo, por lo que la Fiscalía abrió una investigación por el desmembramiento y homicidio de una persona de género masculino no identificada. En aquel entonces Porrón y Jerry, eran los amos y señores de las extorsiones en Tuluá.

Los dueños de la finca Villa Isabel, que se la habían alquilado a César Tulio González, alegaron que no sabían de sus actividades ilícitas o las de su sobrino, alias Jerry, y Porrón. Gustavo Velásquez, propietario del inmueble, le dijo a la Fiscalía que conocía a César Tulio desde el bachillerato, 30 años atrás, y que por esa razón le había arrendado la finca. La Fiscalía, sin embargo, consideró que si bien la forma en que compraron la finca fue legal, “(los dueños) faltaron a su deber de cuidado y vigilancia sobre su inmueble para evitar que se le diera una destinación ilícita por parte de sus moradores”.

La extinción de dominio de la finca Villa Isabel fue uno de los primeros procesos en los que la Fiscalía, con el apoyo de la Policía Antinarcóticos, buscó arrebatarle a la mafia un inmueble que no tenía nada que ver con el narcotráfico, sino que se utilizó para cometer escabrosos crímenes.

La Curva de las Feas

Historias, mitos y leyendas de Tuluá
Fuente: Tuluavalle

En el sentido Andalucía - Tuluá, en el tramo conocido conocido como “la curva de las feas", dicen los viajeros que alli una hermosa mujer, tarde en la noche, les pide que la lleven hacia Tuluá. Muchos hombres anonadados con su belleza, ni cortos ni perezosos corren a ayudar a esta mujer de blanco, que acostumbra sentarse en la parte trasera de los vehículos.

En el camino las víctimas comienzan a charlar con dicha mujer, allí trascurrido un kilómetro ella se queda callada y se comienza a sentir un frío tremendo, la visibilidad se empieza a perder e inicia un silencio aterrador. El conductor mira por su espejo retrovisor y de sorpresa la mujer comienza a sufrir un espantoso cambio, su rostro de calavera hace lo esperado. La reacción de los conductores al sentir un escalofrío por todo su cuerpo hace que pierdan el control pues muchos quedan en shock. Por este motivo del mencionado lugar abundan los accidentes de transito... si eres curioso y has pasado por allí, notaras que en realidad se siente un ambiente pesado.

El fantasma de la biblioteca


Cuentos, Mitos y Leyendas de Tuluá.

A principios de 1900, en el parque Céspedes se empezó a construir un Hotel de Turismo, pero al llegar la violencia se suspendió el proyecto y quedaron solo ruinas en el lugar. Sobre esas ruinas se inició en 1957 la construcción de una, para aquel entonces, moderna Biblioteca. Cuentan que el día de su inauguración, en una de las fotos que se tomaron, se registró la imagen de una mujer con traje blanco y tacones que merodeaba por sus pasillos observando los libros. Al pasar de los años, algunos visitantes del lugar y los mismos empleados, han dado testimonio de tal presencia fantasmal, la cual ven y escuchan, a veces son pasos y a veces son caídas de libros. Tal leyenda quedó documentada en un capítulo de Séptimo día.

LLegaron los gitanos


Historias, Mitos y Leyendas de Tuluá
Por. Juan Carlos Gomez Yances

Un sabado en la mañana, el Sajonia, uno de los barrios de los "Ricos" de Tulua, amaneció florecido y colorido, y no por los cientos de veraneras que florecen en los antejardines de las casas en algunos meses del año. Las flores y el color lo ponían y exhibían en sus trajes unas mujeres que en grupos recorrían las calles del barrio, sonrientes, ofreciendo la "Buena Ventura", la adivinación del futuro; leyendo las manos, las cartas, el tabaco, a cambio de unas monedas, unos billetes, o lo que pudieran sacar. Topamos con ellas de regreso del mercado, mi madre costeña de pura cepa, y sin pelos en la lengua, contesto a una de ellas con palabras destempladas, "No necesito que me lean Nada, para conocer mi suerte, esa, hace tiempo la conozco", cuando esta le ofreció sus servicios. Y dijo para si, lo que faltaba, Gitanas, embusteras, ladronas de niños. Yo en cambio estaba fascinado, no por el futuro, a esa edad poco me importaba, pero si por las mujeres, por su belleza y su desparpajo, viéndolas caminar sonrientes, mientras cientos de ojos las miraban a través de las ventanas. Mas demoramos en llegar a casa, que en sacar mi " Bici" y pedalear al único sitio, donde podía estar su carpa; "Las canchas del Idema".

No podía ser otro el sitio, allí entre las Bodegas del Idema y el lago " Chilicotte", un inmenso terraplén, donde se erigían tres enormes canchas de fútbol, sobre un terreno desnivelado, y donde también llegaban, los Circos, las "Ciudades de Hierro", las casetas, y lo que fuera o no tuvieran mas adonde llegar y donde jugábamos fútbol decenas de muchachos en las tardes y los fines de semana o en vacaciones diferentes partidos, al mismo tiempo, con diferentes balones, y en diferente sentido, por lo que no era extraño, que uno terminara anotando en el arco, pero con el balón que no era, para burla e hilaridad de muchos.

Ese día, el espectáculo, era otro, en un costado de las canchas, cerca al lago y la acequia, estaba la carpa, ya raída, y descolorida, por el paso de los años, busque infructuosamente los caballos, que tan famosos hacían a los Lusitanos, pero nada, estos Gitanos nacidos en Colombia, que aun conservaban costumbres nómadas, como sus milenarios antecesores, ya no usaban caballos, en su lugar, un desvencijado Austin tres patadas y un par de motos viejas hacían las veces de carruajes. Un grupo de curiosos observaban desde las vías que dan al lago y a las canchas, y desde atrás de las carrileras. Sin hacer caso a las advertencias de mi madre, me acerque a la carpa, para observar mas de cerca, solo vi un par de perros flacos dormitando sobre unos bancos de madera, y adentro unas pailas y unos utensilios enormes y brillantes, que eran trabajados por ellos, y que vendían, pues no solo vivían de los "Embustes adivinatorios", como decía mi madre. Decepcionado, salí de allí, desde adentro, sentía que era observado. Recordé la advertencia de mi madre, y decidí salir, lo que no me advirtió, fue que debía, poner cuidado donde pisaba. Los Gitanos, no son conocidos por sus buenas costumbres sanitarias y ascépticas, por lo que de allí, salí rumbo a la acequia, a lavar mis tenis untados de M..

Los habitantes antropófagos de Tuluá


Fuente: INCIVA

Los Putimaes fueron los habitantes primitivos más estables y caracterizados de Tuluá durante el Período Tardío II (1.400 al 1.600 d.c.) al parecer antropófagos, aunque su barbara costumbre no la practicaban como actividad alimenticia, sino como parte de sus rituales después de las batallas, en las celebraciones para festejar la victoria sobre sus enemigos. Su cultura fue una mezcla entre las corrientes culturales de los Quimbayas y Calimas, aunque identificados como pertenecientes al cacicazgo de la tribu Bugas.

San Bartolomé de Tuluá


Tuluá, geográfica e históricamente reconocido este territorio como el valle que conforman los ríos Tuluá y Morales, ha sido una zona con actividades humanas posteriores a la colonización, ya que se conoce que desde mediados del año 1300 D.C había asientos humanos en este territorio.

Según las crónicas, cuando tropas al mando del capitán Juan de Lemos y Aguirre realizaron las exploraciones y conquista de los territorios le permitieron celebrar capitulaciones de tierra con el gobernador don Luis de Valenzuela Fajardo, el 9 de AGOSTO 1635. Recibiendo a su favor las tierras del valle del Tuluá, Jícara-manta, Espíritu Santo y San Juan de Barragán. Pidió “Lemus y Aguirre” merced de tierras al cabildo de Buga para establecer en él “Hatos de Ganado y estancias de Comida”, para proveer de alimentos a la empresa conquistadora.

La nueva población obtuvo su importancia, cuando el fundador abrió el camino de Barragán, que comunica el Valle del río cauca y el virreinato de Cartago, con el valle de Saldaña y el valle del Tolima. La ciudad moderna ó la que fundaron los españoles, no tuvo un Acta de la Real Corona Española , ni del Reino de Granada de fundación, pero, se ha adoptado oficialmente como fecha de fundación el 24 de agosto de 1639, día de San Bartolomé Apóstol, debido a que los colonos al fundarla, la ofrecieron a este Santo Católico en encomienda y protección de los españoles habitantes de dichas tierras, y se reconoció que la población recibió el nombre de San Bartolomé de “Tuluá” (Voz Indígena que significa “LLANO FÁCIL DE CULTIVAR”), por el anterior poblado de indios que existía en dichas tierras.

Tuluá adquiere la calidad de Municipio el 30 de mayo de 1825 Con la instalación del primer Concejo Municipal, dando así comienzo a su organización político administrativa, este suceso, se debe en gran parte, a que el General Joaquín París Ricaurtedel Ejército independentista, luego de la batalla de Boyacá decidiera instalar su cuartel general en la ciudad, (que para ese entonces era un territorio del la ciudad de Buga, clara aliada de la corona y sede del poder del rey en la región), y en una maniobra política le sustituyo el ayuntamiento y la nombro villa en 1819., cariñosamente llamada Corazón del Valle, por su ubicación geográfica o conocida también como La Villa de Céspedes, en honor a Don Juan María Céspedes su ilustre hijo quien fuere sacerdote, científico, sabio naturista y patriota.

Posteriormente en la medida que él rio fue cambiando de curso al caer el Valle del Cauca, la ciudad se vio obligada a desplazarse hasta tomar su asentamiento definitivo a mediados de 1.875, cuando se constituye el Parque de Boyacá y se construye, por fin la iglesia de San Bartolomé. Dos son las características de Tuluá durante este periodo de formación lento. La primera, que fue una ciudad que no se dio alrededor de un parque principal o de una plaza mayor como la mayoría de las ciudades de la estructura hispánica. La segunda, que, por la misma razón o por algunas otras que los historiadores no han descifrado, solo vino a tener iglesia parroquial a finales del siglo pasado, pese a tener cura doctrinero desde casi siglo y medio antes.

La ciudad se convirtió en un municipio del Departamento del Valle del Cauca en 1910 con la separación del territorio que actualmente lo conforma del estado soberano del Cauca, la sede del nuevo estado fue la ciudad de Santiago de Cali que fuese la capital hasta la actualidad.

Tuluá prehispánica

Por: Alejandro Castaño Naranjo.
Primero: Según referencias del libro LOS NOMBRES ORIGINALES (IGAC - 1995), en el centro del Valle del Cauca, estaban localizados los sitios Imbi, Cocurgá, Anica y Nimba. Los dos últimos, corresponden a territorios sobre el Río Morales y los dos primeros corresponden a sitios en la cuenca del Río Bugalagrande. Cada lugar de estos, tenía su propio cacique y las personas que lo habitaban tomaban el nombre de él. Es importante plantear que Cocurgá, cacique que orienta parte de la Toma del Fuerte de Chaparral, habitaba en lo que es hoy Barragán y Santa Lucía.
Segundo: Los lugares mencionados anteriormente son de suma importancia para la resistencia Pijao, y de donde provinieron los hombres que atacaron el fuerte español localizado en Chaparral - Tolima (1.584), en unión del cacique Carlacá y Coyará. Estos hechos son relatados por Fray Pedro Simón en sus Noticias historiales de las conquistas de Tierra firme (Relato por demás muy intenso y agradable).
Tercero: En los mismas crónicas, se hace referencia a los Valles de Tunasí, que según Cocurga, cuando es capturado por los españoles, está localizado en cercanías a Buga la Vieja "Donde ha muchos días se tiene prevenida esta retirada y hechas en ellas muchas sementeras para el efecto, y puesta allí para el cultivo de ellas toda las chusma y viejos inútiles para la guerra" (Simón F. P. 1882).
Cuarto: Tascón (1991) en su libro Historia de Buga en la Colonia, plantea que la fundación de Buga la Vieja se realizó a orillas del río El Ahorcado, en lo que es el actual corregimiento de la Marina. Como propuesta para la construcción de nuestra Historia, es necesario releer a los cronistas, Historiadores y a Naturalistas que pasaron por este Valle del Cauca, algunos de ellos son Fray Pedro Simón, Alexander van Humboldt, Holton, entre muchos otros.
Bibliografía:
IGAC- 1995. Los nombres originales de los Territorios, Sitios y Accidentes Geográficos de Colombia. Bogotá.
Simón F. P. 1882. Noticias historiales de las conquistas de tierra firme en las indias occidentales. Imprenta de Medardo Rivas. Bogotá
Tascón T. E. 1991. Historia de Buga en la Colonia. Colección de autores Bugueños.Imprenta departamental del Valle. Buga

Sobre el origen del municipio de Tuluá

Fuente: Wikipedia

Geográfica e históricamente es reconocido este territorio como el valle que conforman los ríos Tuluá y Morales, ha sido una zona con actividades humanas posteriores a la colonización, ya que se conoce que desde mediados del año 1300 D.C había asientos humanos en este territorio.

Según las crónicas, cuando tropas al mando del capitán Juan de Lemos y Aguirre realizaron las exploraciones y conquista de los territorios le permitieron celebrar capitulaciones de tierra con el gobernador don Luis de Valenzuela Fajardo, el 9 de AGOSTO 1635. Recibiendo a su favor las tierras del valle del Tuluá, Jícara-manta, Espíritu Santo y San Juan de Barragán. Pidió “Lemus y Aguirre” merced de tierras al cabildo de Buga para establecer en él “Hatos de Ganado y estancias de Comida”, para proveer de alimentos a la empresa conquistadora.

La nueva población obtuvo su importancia, cuando el fundador abrió el camino de Barragán, que comunica el Valle del río cauca y el virreinato de Cartago, con el valle de Saldaña y el valle del Tolima. La ciudad moderna ó la que fundaron los españoles, no tuvo un Acta de la Real Corona Española , ni del Reino de Granada de fundación, pero, se ha adoptado oficialmente como fecha de fundación el 24 de agosto de 1639, día de San Bartolomé Apóstol, debido a que los colonos al fundarla, la ofrecieron a este Santo Católico en encomienda y protección de los españoles habitantes de dichas tierras, y se reconoció que la población recibió el nombre de San Bartolomé de “Tuluá” (Voz Indígena que significa “LLANO FÁCIL DE CULTIVAR”), por el anterior poblado de indios que existía en dichas tierras.

Tuluá adquiere la calidad de Municipio el 30 de mayo de 1825 Con la instalación del primer Concejo Municipal, dando así comienzo a su organización político administrativa, este suceso, se debe en gran parte, a que el General Joaquín París Ricaurte del Ejército independentista, luego de la batalla de Boyacá decidiera instalar su cuartel general en la ciudad, (que para ese entonces era un territorio del la ciudad de Buga, clara aliada de la corona y sede del poder del rey en la región), y en una maniobra política le sustituyo el ayuntamiento y la nombro villa en 1819., cariñosamente llamada Corazón del Valle, por su ubicación geográfica o conocida también como La Villa de Céspedes, en honor a Don Juan María Céspedes su ilustre hijo quien fuere sacerdote, científico, sabio naturista y patriota.

Posteriormente en la medida que él rio fue cambiando de curso al caer el Valle del Cauca, la ciudad se vio obligada a desplazarse hasta tomar su asentamiento definitivo a mediados de 1.875, cuando se constituye el Parque de Boyacá y se construye, por fin la iglesia de San Bartolomé. Dos son las características de Tuluá durante este periodo de formación lento. La primera, que fue una ciudad que no se dio alrededor de un parque principal o de una plaza mayor como la mayoría de las ciudades de la estructura hispánica. La segunda, que, por la misma razón o por algunas otras que los historiadores no han descifrado, solo vino a tener iglesia parroquial a finales del siglo pasado, pese a tener cura doctrinero desde casi siglo y medio antes.

La ciudad se convirtió en un municipio del Departamento del Valle del Cauca en 1910 con la separación del territorio que actualmente lo conforma del estado soberano del Cauca, la sede del nuevo estado fue la ciudad de Santiago de Cali que fuese la capital hasta la actualidad.

Los primeros habitantes del Llano de Tuluá


Por: Diego Alberto Rivas Corrales, arquitecto de la historia de Tuluá / Fuente: Centro de Historia de Tuluá.

Precediendo la presencia de los PIJAOS en Tuluá, entre 1550 y 1560 existió la conformación específica de un pequeño asentamiento de indios probablemente pertenecientes a la tribu de LOS GORRONES, quienes eran poco belicosos y muy sedentarios, en un sector al cual ya se le denominaba con el nombre de Tuluá, ubicado al norte de la población actual en un sitio llamado Palomestizo, hoy Aguaclara (difiere de la vereda Palomestizo hoy ubicada en la vía de Nariño al Ingenio San Carlos), asentamiento conformado básicamente por los bohíos de los indios nativos de la región y sus parcelas, distribuidos en forma indiscriminada y sin formar un conjunto compacto que los pudiera caracterizar como un poblado.

Por el año de 1585 el capitán Don Diego de Bocanegra figura como el dueño de esa pequeña encomienda de indios a quienes recibió por parte del cabildo de Buga como premio por sus peleas contra los PIJAOS, y que para 1619 aparecen como propiedad de Cristóbal García de Bocanegra (nieto de Don Diego de Bocanegra). Esta encomienda se fue debilitando con el paso del tiempo debido a diversos factores, lo que produjo que los pocos indios que quedaban se desplazaran a otros sitios, y la capilla doctrinera, levantada por los curas doctrineros españoles que se habían establecido, terminara en ruinas.

EL HISTORIADOR JAQUES APRILLE-GNISET RESPECTO A ESTE ASENTAMIENTO RELATA: “Según testimonios precisos que datan de 1715 hacia adelante, mencionan un asentamiento que desapareció unos 50 años antes (1665) que nadie conoció,  del cual se habla en forma indirecta y que permite ubicarlo a un (1) km al norte del parque de la ciudad moderna, en AGUACLARA, entre los RÍOS MORALES y TULUÁ, en un sitio que se llama Palomestizo, con lo cual se excluye el ubicado en la vía de Nariño al Ingenio San Carlos”. No se tienen ninguna huella física sobre la existencia de este asentamiento indígena, solo las referencias imprecisas de algunos documentos.

La resistencia de nuestros bravos indígenas

Fuente: Alfredo Cardona Tobón
En 1556 el español Francisco de Trejo obtuvo licencia de la RealAudiencia del Nuevo Reino para conquistar y reducir a los Pijaos. Con 80hombres cruzó el río Amoyá (Tolima) y avanzó por trochas en medio de la selva.Los rayos de sol se filtraban a plomo por el dosel del monte cuando los gritosde agonía de los indios cargueros y el aullar lastimero de los perrostraspasados por las flechas indicaron que el infierno caía de repente sobre lastropas de Francisco Trejo (yerno de Sebastián de Belalcázar). Cuarenta hombresperecieron en la emboscada. En manos del Cacique Matora quedaron prisionerosFrancisco de Aguilera, Tomás Gutiérrez y Alonso de Rua. “Se los van a merendar”fue la sentencia de los sobrevivientes, pues las exageradas crónicas de frailesy aventureros señalaban a los Pijaos como antropófagos.
El español Diego Bocanegra dedicó su vida a la aniquilación de losPijaos. Inició como sargento mayor de la expedición que el capitán DomingoLozano organizó en el año 1563 con el fin de vengar la derrota de Trejo ysometer a los indomables nativos. La fuerza de Lozano, compuesta por 60soldados, penetró a la región de Amoyá y en movimiento sorpresivo logrórescatar a Francisco De Aguilar, quien, a pesar de su panza y lozanía, nopareció alentar el apetito de sus enemigos. Tras algunas escaramuzas laexpedición desanduvo el camino con el temor de otra emboscada, esperando encada rastrojera la acometida del enemigo hábil con la lanza, sin miedo a lanoche ni a las sombras, que rehusaba el combate en campo abierto y desgastabaal invasor con embates sorpresivos y a mansalva. A pesar de los caballos, delas cotas, de la pólvora y el acero, los invasores europeos parecían incapacesde doblegar a los Pijaos que se movían en un territorio inmenso que conocían comola palma de su mano.
Las tropas de Santa Fe desplazaron a los nativos de las riberas del ríoMagdalena hacia los riscos del Quindío y las fértiles tierras del norte delValle del Cauca. Era difícil derrotarlos por su movilidad y sus tácticasguerrilleras tan diferentes a las conocidas por los invasores europeos. En 1567los Pijaos derrotaron al capitán Bartolomé Talaverano y le mataron diezsoldados. En 1570 entraron a la población de San Vicente de Páez, la redujerona cenizas y asesinaron a numerosos vecinos. Bocanegra escapó ileso de SanVicente. Con el apoyo de su hermana Isabel, equipó 60 combatientes y consiguióque la Real Audiencia le concediera el permiso de conquistar y explotar a lospijaos.
Bocanegra penetró por Natagaima (orillas del río Magdalena), venció alcacique Tala y estableció la villa de Santiago de la Frontera sobre la quebradaOrtega. Bocanegra se convirtió entonces en el verdugo de los Pijaos, utilizósus mismas estratagemas, era como la encarnación de ELIANI, o el espíritu del malque aterrorizaba a los indígenas. Cuando los pijaos asesinaron al hijo y alsobrino de Vasco de Mendoza (un gobernador de Popayán), Bocanegra reunió 95españoles y 200 indios sometidos, persiguió a los culpables y los masacró cercadel río LA PAILA.
No lejos del río TULUÁ vivía Pedro Barbosa. Los Pijaos cayeron sobre laestancia de Barbosa, mataron a dos españoles y secuestraron a variosindividuos. Alguien avisó a Bocanegra, quien ensilló su caballo, cogió unalanza y con dos amigos armados de trabucos alcanzó la partida y liberó a losprisioneros. Ya muy viejo, el capitán Bocanegra organizó una expedición contrael Cacique Calarcá, quien por el año 1603 tenía en jaque a las fuerzas del rey.Al Cacique Calarcá- refiere Bocanegra- y a los demás que lo acompañaban quemélas casas, talé las sementeras y comidas de todo género, árboles de fruto ypalos de bija, sin dejarles tinajas, ni ollas ni calabazas...
Tras un siglo de lucha los menguados Pijaos se refugiaron en lasalturas de la cordillera, De nada valieron sus plegarias y los sacrificios a sudios LULUMOY, un ídolo de piedra con tres cabezas y seis piernas. Los épicosrecuerdos de Belara, Gualara, Matora, Melaqui y Calarcá se borraron en medio delas continuas derrotas. La esclavitud, el hambre, la mortalidad de mujeres yniños en los continuos desplazamientos acabaron por fin con la nación de lospijaos. Su lengua se perdió, solo palabras sueltas como bota (madre), tui(bueno) o caique (saludo) atestiguan su voz. También se perdieron sus leyendasy sus dioses. Con la captura del cacique Tacuavi en el año 1611 acabó laresistencia de nuestros bravos indígenas y se fortaleció la invasión española.
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