viernes, 21 de febrero de 2020

La resistencia de nuestros bravos indígenas

Fuente: Alfredo Cardona Tobón
En 1556 el español Francisco de Trejo obtuvo licencia de la RealAudiencia del Nuevo Reino para conquistar y reducir a los Pijaos. Con 80hombres cruzó el río Amoyá (Tolima) y avanzó por trochas en medio de la selva.Los rayos de sol se filtraban a plomo por el dosel del monte cuando los gritosde agonía de los indios cargueros y el aullar lastimero de los perrostraspasados por las flechas indicaron que el infierno caía de repente sobre lastropas de Francisco Trejo (yerno de Sebastián de Belalcázar). Cuarenta hombresperecieron en la emboscada. En manos del Cacique Matora quedaron prisionerosFrancisco de Aguilera, Tomás Gutiérrez y Alonso de Rua. “Se los van a merendar”fue la sentencia de los sobrevivientes, pues las exageradas crónicas de frailesy aventureros señalaban a los Pijaos como antropófagos.
El español Diego Bocanegra dedicó su vida a la aniquilación de losPijaos. Inició como sargento mayor de la expedición que el capitán DomingoLozano organizó en el año 1563 con el fin de vengar la derrota de Trejo ysometer a los indomables nativos. La fuerza de Lozano, compuesta por 60soldados, penetró a la región de Amoyá y en movimiento sorpresivo logrórescatar a Francisco De Aguilar, quien, a pesar de su panza y lozanía, nopareció alentar el apetito de sus enemigos. Tras algunas escaramuzas laexpedición desanduvo el camino con el temor de otra emboscada, esperando encada rastrojera la acometida del enemigo hábil con la lanza, sin miedo a lanoche ni a las sombras, que rehusaba el combate en campo abierto y desgastabaal invasor con embates sorpresivos y a mansalva. A pesar de los caballos, delas cotas, de la pólvora y el acero, los invasores europeos parecían incapacesde doblegar a los Pijaos que se movían en un territorio inmenso que conocían comola palma de su mano.
Las tropas de Santa Fe desplazaron a los nativos de las riberas del ríoMagdalena hacia los riscos del Quindío y las fértiles tierras del norte delValle del Cauca. Era difícil derrotarlos por su movilidad y sus tácticasguerrilleras tan diferentes a las conocidas por los invasores europeos. En 1567los Pijaos derrotaron al capitán Bartolomé Talaverano y le mataron diezsoldados. En 1570 entraron a la población de San Vicente de Páez, la redujerona cenizas y asesinaron a numerosos vecinos. Bocanegra escapó ileso de SanVicente. Con el apoyo de su hermana Isabel, equipó 60 combatientes y consiguióque la Real Audiencia le concediera el permiso de conquistar y explotar a lospijaos.
Bocanegra penetró por Natagaima (orillas del río Magdalena), venció alcacique Tala y estableció la villa de Santiago de la Frontera sobre la quebradaOrtega. Bocanegra se convirtió entonces en el verdugo de los Pijaos, utilizósus mismas estratagemas, era como la encarnación de ELIANI, o el espíritu del malque aterrorizaba a los indígenas. Cuando los pijaos asesinaron al hijo y alsobrino de Vasco de Mendoza (un gobernador de Popayán), Bocanegra reunió 95españoles y 200 indios sometidos, persiguió a los culpables y los masacró cercadel río LA PAILA.
No lejos del río TULUÁ vivía Pedro Barbosa. Los Pijaos cayeron sobre laestancia de Barbosa, mataron a dos españoles y secuestraron a variosindividuos. Alguien avisó a Bocanegra, quien ensilló su caballo, cogió unalanza y con dos amigos armados de trabucos alcanzó la partida y liberó a losprisioneros. Ya muy viejo, el capitán Bocanegra organizó una expedición contrael Cacique Calarcá, quien por el año 1603 tenía en jaque a las fuerzas del rey.Al Cacique Calarcá- refiere Bocanegra- y a los demás que lo acompañaban quemélas casas, talé las sementeras y comidas de todo género, árboles de fruto ypalos de bija, sin dejarles tinajas, ni ollas ni calabazas...
Tras un siglo de lucha los menguados Pijaos se refugiaron en lasalturas de la cordillera, De nada valieron sus plegarias y los sacrificios a sudios LULUMOY, un ídolo de piedra con tres cabezas y seis piernas. Los épicosrecuerdos de Belara, Gualara, Matora, Melaqui y Calarcá se borraron en medio delas continuas derrotas. La esclavitud, el hambre, la mortalidad de mujeres yniños en los continuos desplazamientos acabaron por fin con la nación de lospijaos. Su lengua se perdió, solo palabras sueltas como bota (madre), tui(bueno) o caique (saludo) atestiguan su voz. También se perdieron sus leyendasy sus dioses. Con la captura del cacique Tacuavi en el año 1611 acabó laresistencia de nuestros bravos indígenas y se fortaleció la invasión española.
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