viernes, 21 de febrero de 2020

Villa Isabel: La finca del terror


Historias, Mitos y Leyendas de Tuluá
Fuente: El Espectador

Hace unos años la Fiscalía inició el proceso de extinción de dominio de una propiedad donde alias “Porrón”, habría cometido asesinatos y descuartizamientos. La finca del terror (Villa Isabel), ubicada en el corregimiento de Aguaclara, era el lugar donde Óscar Darío Restrepo Rosero, alias Porrón, y Jhon Estiven Idrobo Pérez, alias Jerry, llevaban a sus víctimas de extorsión para que les pagaran las sumas de dinero que les exigían, luego de someterlas.

La macabra historia de vejámenes y torturas que infligian Porrón y Jerry a sus víctimas de extorsiones se conoció por el relato de un hombre que logró escapar de ese cautiverio. Se trataba de F* (las autoridades guardaron reserva de su nombre), quien la noche del 28 de mayo de 2010 fue secuestrado mientras esperaba un transporte en el centro comercial La 14 de Calima, en el norte de Cali, allí fue interceptado por dos hombres armados y obligado a subir a una camioneta. Esa noche fue drogado, amordazado, fotografiado y filmado. Las imágenes fueron enviadas a su familia como prueba de supervivencia.

Luego de tres días de maltrato, lo trasladaron a la finca Villa Isabel de Tuluá donde fue recibido por un hombre llamado César Tulio González Pérez, tío de alias Jerry y la persona que vivía en el lugar. Lo encerraron en un cuarto del segundo piso, que tenía una reja a la que le ponían cadena. Esa noche, contaba F, que desde su ventana veía una llamarada grande y percibía un olor fétido, como si estuvieran quemando carne humana. Asimismo observava que las personas que estaban en la finca llevaban bolsas negras de un lado a otro. F explicaba que en medio del desorden que había quedado, pudo escapar de la finca en la mañana del 1º de junio y llegar a un puesto de la Policía. Al enterarse de la historia, las autoridades iniciaron un operativo.

En la finca Villa Isabel encontraron la maleta y los documentos de F en la habitación del segundo piso en la que estuvo recluido. Capturaron a César Tulio González, que era el único presente en el lugar, y rastrillaron todo el predio. Entonces encontraron restos de lo que habría sido una fogata. Al recordar lo que F dijo sobre el olor fétido, ordenaron al CTI y Medicina Legal inspeccionar la finca. Las autoridades removieron la tierra y hallaron restos óseos carbonizados. La diligencia se convirtió en una exhumación en la que encontraron partes incineradas de una tibia, un cúbito, un radio, entre otras. Asimismo, entre los rescoldos había fragmentos de una mandíbula que aún tenía dientes. Se corroboró que existía evidencia física de la quema de un cuerpo, por lo que la Fiscalía abrió una investigación por el desmembramiento y homicidio de una persona de género masculino no identificada. En aquel entonces Porrón y Jerry, eran los amos y señores de las extorsiones en Tuluá.

Los dueños de la finca Villa Isabel, que se la habían alquilado a César Tulio González, alegaron que no sabían de sus actividades ilícitas o las de su sobrino, alias Jerry, y Porrón. Gustavo Velásquez, propietario del inmueble, le dijo a la Fiscalía que conocía a César Tulio desde el bachillerato, 30 años atrás, y que por esa razón le había arrendado la finca. La Fiscalía, sin embargo, consideró que si bien la forma en que compraron la finca fue legal, “(los dueños) faltaron a su deber de cuidado y vigilancia sobre su inmueble para evitar que se le diera una destinación ilícita por parte de sus moradores”.

La extinción de dominio de la finca Villa Isabel fue uno de los primeros procesos en los que la Fiscalía, con el apoyo de la Policía Antinarcóticos, buscó arrebatarle a la mafia un inmueble que no tenía nada que ver con el narcotráfico, sino que se utilizó para cometer escabrosos crímenes.

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